El término “comida real” cada vez está más instaurado en nuestra vida. Lo escuchamos de forma constante en los medios de comunicación y las redes sociales, incluso en comercios y restaurantes.
Entiendo que todos sabéis a qué nos estamos refiriendo con este movimiento de “comida real” pero vamos a clarificarlo.
¿A qué llamamos comida “real”?
Nos referimos a comida real a aquella que incluye todos los alimentos frescos y cuyo procesamiento ha sido el mínimo. También se refiere a aquellos alimentos que han sido sometidos a un procesamiento industrial mayor, pero sin que haya afectado a la calidad del alimento.
Sin embargo, los alimentos ultraprocesados están sometidos a muchos cambios para que duren más o resulten más “atractivos”, a costa como es lógico de sus propiedades.

¿Y es positivo este tipo de alimentación?
ROTUNDAMENTE SÍ. Alimentarnos de forma saludable y evitar el consumo excesivo de ultraprocesados previene de numerosas enfermedades crónicas. Además, combinado con otros hábitos de vida saludable es aún mejor si cabe: deporte, sueño, etc.
Cuando comer de forma saludable se convierte en una obsesión
Últimamente estamos encontrando cada vez a más personas que controlan al milímetro la composición nutricional de cada ingrediente, que memorizan calorías de forma compulsiva y, en definitiva, que ha convertido la comida en una autentica obsesión.
Somos muy consciente de que existen los trastornos de la conducta alimenticia (anorexia y bulimia). Sin embargo, en muchas ocasiones pasa mucho más desapercibido este tipo de problemas ya que las personas se escudan en su “pasión por lo sano”.
Se trataría de algo muy similar a un trastorno obsesivo compulsivo, en el que la persona lleva a cabo una dieta muy restrictiva y evita ciertos alimentos (por ejemplo, aquellos que llevan grasas, colorantes, conservantes, azucares, etc). Es decir, restringen los alimentos producidos industrialmente ya que los consideran un auténtico peligro.
Obviamente no hay nada malo en alimentarse de forma saludable. A mi me gusta alimentarme de forma saludable. Sin embargo, el problema viene cuando la vida en general y nuestra autoestima empiezan a girar en torno a la comida. Convirtiéndose en el eje principal de la vida de la persona.
Y tenemos un problema grande, ya que a la hora de diagnosticar esto en consulta no nos resulta sencillo, ya que existe una fina línea entre alimentarnos de forma saludable y la obsesión por la alimentación saludable.
Una de las características habituales que nos hace indicar que algo no va bien, es que no hay placer a la hora de comer. No tiene cabida, es inexistente.
¿Qué es la Ortorexia?
Las personas que padecen ortorexia evitan a toda costa todos los alimentos que contienen colorantes, conservantes, pesticidas, ingredientes modificados genéticamente, grasas saturadas, sal o azucares sencillos.
Sienten una sensación de bienestar personal en elaborar platos exclusivamente con productos naturales, ecológicos o “bio”.
Este tipo de personas se preocupan excesivamente por el tipo de alimentos que consumen, dedican mucho tiempo a organizar su dieta y planificarla. Se desplazan a diferentes supermercados para conseguir alimentos “especiales” los cuales analizan. Llegan incluso a abandonar sus actividades diarias para poder llevar a cabo su método de vida.
Es rarísimo que “sucumban” a alimentos “prohibidos” pero si lo hacen se sienten culpables.
La delgada línea entre el comer saludable y la obsesión
La preocupación por el físico es algo que ha existido prácticamente siempre. Sin embargo, mi sensación es que en la actualidad se ha acentuado de forma considerable, con la ayuda de los medios de comunicación y a través de las redes sociales.
Todos sabemos que una vida saludable implica un adecuado equilibrio entre la alimentación saludable y el ejercicio físico. Sin embargo, el problema es cuando alimentarnos de forma saludable y/o tener un “buen” cuerpo se convierte en una obsesión.
Es habitual que las personas que alcanzan esa obsesión se manifiesta cuando anteponen la estética a la salud, y tienen una rutina estricta de alimentación y deporte.

Llegar a este extremo de obsesión por nuestra alimentación y hacia el ejercicio físico, hace que nos olvidemos del verdadero propósito de llevar un estilo de vida saludable, es decir mejorar nuestra calidad de vida.
Recomendaciones para tener una vida saludable
- Quiérete: parece fácil pero en muchas ocasiones es un trabajo complejo. Quiere a tu cuerpo, a tus “Imperfecciones”. A esto lo llamamos autoestima, y es la única cosa que va a ayudarte a conseguir aquello que te propongas.
- Objetivos: establecer objetivos razonables nos ayuda a nuestro bienestar. No te juzgues si un día no los cumples. ¡Mañana será otro día!
- Disfruta: alimentarte de forma saludable y hacer deporte tiene que ser un placer. Haz aquello que te haga feliz y que el objetivo sea estar saludable, no que se marquen los “cuadraditos”.
- Sé realista: es decir, sé consciente con qué horarios tienes, con tu situación personal, laboral, familiar y social. Una cosa es ser disciplinado y la otra ser rígido.
- Céntrate en los hábitos de vida saludable, no en las dietas: lo único que va a funcionar es mantener un hábito de vida saludable. Las dietas extrañas lo único que provocan es más ansiedad.
- Adiós a la culpa: comerte una palmera de chocolate, unas palomitas dulces (son mi perdición) o un donete NO es ningún problema. El problema está si lo haces por tapar una emoción (puedes leer el post de alimentación emocional) pero si es desde la CONSCIENCIA, disfrútalo y luego sigues con tu alimentación habitual.
Si crees que tienes problemas a la hora de relacionarte con la comida no dudes en ponerte en contacto conmigo para que pueda ayudarte.
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