Como es lógico pensar una de las principales preocupaciones de los padres hoy en día es la educación de sus hijos. Sin embargo, en muchas ocasiones olvidan uno de los aspectos imprescindibles para el desarrollo de su hijo, la educación emocional.
Junto con el desarrollo físico y cognitivo, cada niño progresa a través de diferentes fases de desarrollo emocional. Es decir, cada niño difiere en su desarrollo individual en todas las áreas, en cambio es en el área emocional en la que los padres suelen tener menos información a pesar de ser conscientes de que tiene una gran influencia en sus hijos.
¿Qué es la educación emocional?
La educación emocional está basada en la Inteligencia emocional y se refiere a un conjunto de capacidades mentales en las que las personas somos capaces de:
- Percibir, evaluar y expresar nuestras emociones.
- Utilizar nuestras emociones para facilitar el pensamiento.
- Regular las emociones en uno mismo y en los demás.
- Entender los antecedentes y consecuencias de las emociones.
Todas estas habilidades deberían aprenderlas los niños durante su desarrollo. Y aún podríamos ir más allá, deberían ser competencias emocionales obligatorias tanto en las escuelas como en las familias. Piensa que todas estas competencias emocionales van a ayudar al niño a conocer sus propias emociones y las de las personas que le rodean, le van a ayudar a regular sus emociones y expresarlas de forma adecuada, saludable y asertiva. En definitiva, va a contribuir a una buena adaptación social, personal, familiar, y académica.
El crecimiento emocional como una cuestión biológica.
Muchas veces he escuchado que la inteligencia emocional es una nueva moda. Nada que ver, la inteligencia emocional tiene una base biológica. Según diferentes estudios científicos, es en la zona central del cerebro concretamente en el Sistema Límbico, donde se crean las emociones que responden a las alegrías, tristeza o angustias. Por ejemplo, piensa en un niño menor de 3 años y en su forma de obedecer. Ellos no reconocen aquello que está bien o mal, lo que perciben es el tipo de emoción que le ha generado ya sea “buena” o “mala”.
Lo mismo sucede con los adultos, en muchas ocasiones nos dejamos llevar más por las emociones que por la razón de tomar ciertas decisiones en la vida. Esto es consecuencia del Neocortex que empieza a desarrollarse alrededor de los 3 años. Es decir, esta comprobado que antes de tener un pensamiento que podemos razonar, las personas experimentamos primero una emoción. Es por este motivo cuando nuestro cerebro se prepara y se condiciona dependiendo de la emoción que lo ha activado.
Educación emocional de 0 a 6 años.
Durante los tres primeros años de vida los niños desarrollan la mayor parte de su cerebro, así como la forma en la que se relaciona con el mundo. Por ello, es de vital importancia que la educación emocional empiece en casa, siendo una tarea principal en la educación de los niños enseñarles a gestionar sus emociones. Tengamos en cuenta que a partir de los 3 meses, los niños empiezan a mostrar emociones más agitadas y exigentes como la rabia, la felicidad o la tristeza.
Cuando el niño empiece en la escuela infantil, los educadores asumirán un papel importante generando estímulos que fomenten el desarrollo emocional de los niños. Durante el primer y el segundo año de vida van a desarrollar una mayor curiosidad por el mundo exterior de manera paralela a la capacidad de dar sus primeros pasitos y sus primeras palabras. Durante esta etapa se observa conflicto respecto el desarrollo emocional, ya que demandan más independencia para explorar pero siguen siendo muy dependientes de los adultos. Es fundamental que el adulto cree un entorno donde se sientan seguros pero a su vez con confianza para explorar su entorno.
De los dos a los tres años el desarrollo emocional es notable, muchos niños son capaces de reconocer sus emociones y las de otras personas. También empiezan a establecer relaciones con sus iguales y experimentan la empatía, pero también comienzan a identificar sus propios limites, probando qué pueden hacer y qué no. Durante esta etapa, empiezan las famosas “rabietas” que los adultos tendremos que enseñarles a gestionarlas.
¿Cómo fomentamos la educación emocional en el hogar?
Existen algunas estrategias que podéis utilizar en casa:
- Tener en cuenta las emociones y opiniones de los niños desde un primer momento.
- Escuchar a los niños, de esta forma se van a sentir valorados en todo momento.
- Fomentar la autoestima de tus hijos.Para ello es fundamental darles responsabilidades acordes a su edad, reconocer cuando han hecho algo bien, y dejar que tomen sus propias decisiones.
- Recordar que somos el espejo en el que se miran. Es decir, es fundamental que modelemos el comportamiento que buscamos (por ejemplo, disculparnos cuando estamos equivocados, tratar con amabilidad y respeto, etc).
- Respetar las diferencias y comprender que cada niño tiene sus propias fortalezas.
- Reflexionar acerca del impacto de nuestras acciones en la vida de los niños y actuar para ser un buen modelo.
Estrategias para trabajar el crecimiento emocional y favorecer su aprendizaje.
Como te imaginarás, repetir y repetir datos hasta memorizarlos no es el camino para crecer a nivel emocional. Estudios científicos afirman que la emoción, el deporte, la novedad, la sorpresa y la experimentación son algunos de los ingredientes necesarios para sumar conocimiento. A continuación, te propongo algunas estrategias para conseguir despertar la atención que mediante las emociones se pueda favorecer el deseado aprendizaje:
- Aprender experimentando: diferentes estudios muestran como facilitamos nuestro aprendizaje activando las regiones sensoriales y motoras. Sin embargo, el aprendizaje va a ser menor cuando los estudiantes solo observan la acción.
- Ejercicio físico: mejora la plasticidad sináptica, la neurogénesis o la vascularización cerebral procesos que son de vital importancia para el buen funcionamiento cerebral y aprendizaje.
- Mindfulness: es una conciencia que se desarrolla prestando atención al momento presente (Kabat-Zinn, 2013). Diferentes estudios muestran que aumenta la concentración de materia gris en las regiones cerebrales que intervienen en los procesos cerebrales como la memorización, atención, aprendizaje, o en la regulación emocional.
- El juego: es un mecanismo muy arraigado genéticamente en el que confluyen emociones, placer y recompensa que nos permite descubrir desde el nacimiento el mundo que nos rodea. Jugando adquirimos competencias imprescindibles relacionadas con el pensamiento estratégico, la concentración o la toma de decisiones.
- Educación artística y creatividad: nos ayuda a mejorar el autocontrol de las emociones. Algunas actividades que podemos utilizar son el teatro, la música y el baile.
- Aprendizaje basado en proyectos: se trata de una metodología donde se le plantea al alumno retos o problemas reales contextualizados que deben superar trabajando de forma cooperativa. El profesor actúa como mero orientador en el proceso de aprendizaje.
Como has visto a lo largo de todo el post, la educación emocional es imprescindible en el desarrollo de la persona desde el nacimiento hasta la adolescencia, ten en cuenta que en estas edades son donde se produce un mayor desarrollo cerebral y social.
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