Parece que fue ayer cuando estábamos en la playa untados de crema solar. En cambio, acabamos de volver de las vacaciones probablemente con bastante hastío de empezar de nuevo el curso escolar. Aun así, en Septiembre solemos plantearnos metas, objetivos y nuevos propósitos para el nuevo curso: hacer deporte, comer de forma saludable, dejar de fumar, cuidar mi ocio, dedicar más tiempo al autocuidado, pasar tiempo de calidad en familia, reorganizar la casa…
Sin embargo, es muy habitual que en este punto empiece la maquinaría de nuestra autoexigencia y pretendamos pasar de 0 a 100. En una sesión este mes, un paciente me decía “es 12 de Septiembre y no he empezado con ninguno de los objetivos que tenía marcados, sólo he ido un día al gimnasio”.
En primer lugar te diría que no puedes empezar por todo a la vez. Pretendemos en cuestión de horas pasar de estar de vacaciones a llevar a una rutina estricta con nuevos objetivos.
Cultivar la paciencia y rebajar la autoexigencia me parece un PLANAZO de objetivo para Septiembre. Es necesario, trabajar la autocompasión y centrarnos en que no podemos llegar a todo ni realizar numerosos cambios de la noche a la mañana.
Dicho esto, es cierto que muchas veces nuestras propias trampas mentales juegan en nuestra contra y hacen que seamos incapaces de llevar a cabo esos objetivos que nos hemos planteado (¡¡¡Siempre desde la calma!!!)
Existen algunas situaciones que pueden hacer que te alejes de esos objetivos, vamos a comentarlas. Pero antes recordarte que este tipo de pensamiento y hábitos de conducta los solemos repetir de forma inconsciente en nuestro día a día. Sin embargo, no los detectamos ya que suelen ser inconscientes (es decir, no nos damos cuenta que tenemos estos pensamientos), aparentemente inocuos (no vemos el daño que nos causan) y familiares (llevan tanto tiempo contigo que se han convertido en un hábito).
- El exceso:
Invertir mucho tiempo, esfuerzo o dinero del necesario para una actividad. Detrás de esta conducta suele aparecer la creencia limitante de “hay que ser perfecto”, “ten cuidado que puede faltar o fallar algo”. La persona busca tener la certeza absoluta de algo, lo cual es un pensamiento completamente irracional. En algún momento, hay que decidir parar.
- La persistencia:
Piensa en cuántos proyectos, actividades, metas has seguido llevando a cabo sin reflexionar acerca de si siguen teniendo sentido para ti. Me encuentro muchas personas en consulta que inician actividades, proyectos, objetivos en un momento en el que tenían mucho valor para ellos pero que durante ese proceso ha dejado de tenerlo. En cambio, no lo ven, probablemente por la dificultad que supone asumirlo y siguen erre que erre insistiendo. Persistir en algo que ha dejado de tener valor para ti te aleja del resto de tus objetivos y te resta mucho tiempo y esfuerzo.
Para que quede clara la diferencia. Persistir es diferente a perseverar, perseverar implica firmeza en la consecución de metas a pesar de las dificultades que puedan surgir por el camino. Persistir es darte cabezazos contra la pared cuando ya no tiene sentido.
En muchas ocasiones aparece la creencia limitante de “hay que acabar todo lo que empezamos”. Este introyecto que probablemente tenemos la mayoría de nosotros hace que perdamos mucho tiempo en cosas que durante el proceso pierden valorar para nosotros.
- Los debería:
Seguro que os suena: “debería haber hecho tal cosa” habitualmente refiriéndonos a una situación pasada sobre la que ya no tenemos ningún control. Aparece en situaciones pasadas en las que hemos tomado una decisión y no tiene vuelta atrás, o un problema que ya no se puede resolver, un proyecto que ha fracasado o cualquier situación sobre la que no podemos hacer nada.
La persona dedica un tiempo excesivo en preguntarse los “por qué”. Es decir, la persona se enfoca en los problemas y no en buscar una alternativa.
- Multitasking:
Vivimos en el mundo de la multitarea. Yo misma entro en esta dinámica. Por ejemplo, mientras escribía el inicio de este post contestaba un mail y miraba mi móvil por si me había escrito algún paciente.
No os descubro nada, pero os recuerdo: esto no efectivo y menos significa que tengo una gran capacidad de trabajo.
La multitarea produce estrés, reduce y afecta a nuestras capacidades cognitivas.
Es por ello, que si nos enfocásemos en nuestros objetivos de uno en uno dedicando atención consciente probablemente seríamos capaces de llevarlos a cabo de forma mucho más saludable.
- Hacer cosas todo el tiempo:
Vivimos en un mundo en el que solemos hacer y hacer sin parar ni un segundo a pesar si para nosotros eso es una prioridad y sí aquello que estamos realizando nos acerca o nos aleja de nuestro objetivo.
Solemos hacer por inercia, sin pararnos a organizar, dar orden, prioridad y sentido a aquello que hacemos.
En muchas ocasiones me encuentro personas que no tienen claras cuáles son sus prioridades, que les cuesta decir que “no” a cosas que les proponen. Trabajar estas dificultades son fundamentales para conseguir y mantener nuestros objetivos.
Espero que estas dificultades que suelen surgirnos en la consecución de nuestros objetivos te ayuden a reflexionar acerca de dónde estás y cómo quieres estar. Puedes pedir ayuda para trabajar todos estos puntos y que este nuevo curso cumplas todos tus objetivos.
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