Síndrome del niño emperador: cuando dárselo todo se vuelve un problema.

Los cambios en nuestro entorno social, cultural y laboral han ocasionado la aparición de algunas conductas disfuncionales en los niños. Muchos son los padres que acuden a consulta diciéndome que les preocupa la actitud y conducta de su hij@ ya que se ha vuelto el amo indiscutible de la familia. Me comentan que someten a todos los integrantes de la familia a sus exigencias, deseos y caprichos.

¿Qué es el “Síndrome del Emperador”?

Denominamos a los “niños emperadores” a aquellos que imponen sus deseos, caprichos y exigencias. Por ejemplo, escogen dónde viajará la familia de vacaciones, qué programa de televisión o película se ve en casa, qué comida hay que cocinar, la hora a la que quieren irse a dormir o qué actividades quiere realizar, etc. Estos niños para conseguir sus deseos son capaces de amenazar, gritar y agredir física o psicológicamente a sus padres. Es decir, muestran poca empatía. Por ello, les cuesta experimentar emociones como el perdón, la culpa, el amor o la compasión.

Entre los profesionales denominamos este síndrome como: trastorno oposicionista-desafiante.

Síntomas de los “niños emperadores”

Suelen mostrar rasgos de personalidad propios del egocentrismo y tienen muy baja tolerancia a la frustración. Es decir, no conciben que sus exigencias no sean satisfechas. Estos rasgos son percibidos en prácticamente todos los ámbitos, en especial en el familiar y escolar.

No muestran autocontrol de sus sentimientos y emociones. Además, tienen una gran habilidad para conocer los puntos débiles de sus padres, a quienes manipulan a base de amenazas, agresiones y débiles argumentos.

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Posibles causas

Podemos decir que no existe un acuerdo respecto a las causas genéticas del Síndrome del Emperador. Sin embargo, sí parece estar demostrado de su origen psicosocial. Diferentes investigaciones señalan como el modelo laboral y social de nuestros tiempos repercute en la calidad y cantidad de tiempo que los padres dedican a sus hijos.

Además, hemos observado como la falta de tiempo de los padres les impide educar y establecer límites saludables a sus hijos. Nuestro “caos” de vida laboral nos lleva a un estilo de crianza que tiene  sobreproteger a los niños.

Así mismo, se suele observar en este tipo de niños una falta de hábitos familiares afectivos. Es decir, los padres descuidan la necesidad de jugar e interactuar con sus hijos. Por otro lado, uno de los problemas que ayuda a la conducta egocéntrica de estos niños es la actitud ultrapermisiva de los padres.

¿Qué ocurre cuando los niños emperadores llegan a la adolescencia?

Es importante que sepamos que cuando llegan a la adolescencia han consolidado sus pautas conductuales, actitudinales y emocionales. Es decir, no conciben ningún tipo de autoridad externa que les imponga ciertos límites.

Cada vez es más frecuente que lleguen a agredir a sus padres y estos acaben denunciándolos. Suelen ser las madres las que sufren mayor número de agresiones y vejaciones por parte de estos niños.

¿Cómo identificar a un niño con el “Síndrome del Emperador”?

A continuación voy a enumerarte diversas características comunes en estos niños, con el objetivo de que puedas identificarlas de forma precoz y solicitar ayuda:

  • Baja tolerancia a la frustración e incomodidad. Especialmente cuando es causada por: desengaño, aburrimiento o la negación de algo que han pedido. Suelen expresarla con rabietas, ataques de ira, insultos y/o violencia.
  • Están excesivamente centrados en sí mismos y creen que son el “ombligo del mundo”.
  • Creen que todo lo de su alrededor les pertenece y esperan que los demás se lo proporcione.
  • Discuten absolutamente todas las normas y/o consecuencias con sus padres. Consideran a sus padres malos y/o injustos. Pero habitualmente, comportarse así les compensa ya que ante el sentimiento de culpa inducido en los padres estos suelen ceder y les proporcionar más privilegios.
  • Exigen atención a todo su alrededor. Cuanta más atención tienen más quieren.
  • Presentan escasos recursos para solucionar problemas o afrontar experiencias negativas.
  • Les cuesta adaptarse a las demandas de las situaciones fuera de la familia. Especialmente en el colegio ya que no responden de forma adecuada a las estructuras sociales ni a las figuras de autoridad.
  • Buscan justificaciones de sus conductas en el exterior y culpan a los demás de sus propias conductas.
  • Se sienten tristes, enfadados y/o ansiosos, y suelen presentar baja autoestima.
  • Piden hasta la saciedad. Una vez lo consiguen muestran insatisfacción y vuelven a querer otra cosa.
  • No quieren o no pueden ver cómo afectan sus conductas en los otros. Es decir, muestran escasa empatía.

La importancia de la detección y del tratamiento precoz es fundamental para que este tipo de conductas no se cronifiquen. Desde Psicología Monzó trabajaremos de forma conjunta con el niño y la familia. En el video te muestro algunas recomendaciones que debes aplicar en casa si tu hijo presenta el Síndrome del Emperador.

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