El consumo de alcohol, cuenta con una gran aceptación en nuestra sociedad. Es decir, el alcohol es un elemento que aparece en multitud de eventos, desde fiestas de fin de semana, celebraciones familiares, reuniones con amigos, cenas y comidas en casa o en un restaurante.
Sin embargo, esto tiene una gran inconveniente, el uso y el abuso de las bebidas alcohólicas está tan normalizado que es difícil detectar las primeras señales de la adicción al alcohol.
Debemos de tener en cuenta que el alcoholismo es una enfermedad crónica que tiene graves consecuencias para la salud del individuo y para su entorno. El consumo abusivo de alcohol produce cambios a nivel físico y modifica la personalidad y el comportamiento del individuo.
Cuando el cerebro se adapta a la presencia del alcohol no se aprecian cambios cerebrales a simple vista. Sin embargo, al dejar de consumir aparecen desordenes cerebrales como: temblores, sudoración excesiva, pérdida de equilibrio e incluso en alguna ocasión hasta convulsiones. Estos síntomas forman parte del síndrome de abstinencia al alcohol.
Podemos identificar tres etapas en las personas que tienen problemas con el alcohol:
- Consumo de riesgo: la persona consume una gran cantidad de alcohol. Por encima de lo consideraríamos “normal” y comienza a poner en riesgo su salud.
- Consumo dañino: aparecen problemas en la persona a nivel de salud y sociales.
- Dependencia física: el individuo no puede interrumpir el consumo de alcohol sin que aparezcan síntomas de abstinencia.
Es importante que seamos conscientes de que el consumo excesivo de alcohol no sólo repercute a nivel físico y psicológico, sino también a nivel familiar y social.
Causas del abuso o la adicción al alcohol:
Hay una serie de motivos que suelen ser comunes a muchas personas que tienen problemas con el alcohol:
- Necesidad de evadirse y evitar problemas de su vida cotidiana.
- Dificultad en gestionar conflictos: de pareja, familiares y/o sociales.
- Problemas económicos, sociales o laborales.
- Influencias festivas del entorno en el que se mueve la persona (amigos, familiares, trabajo, etc).
- Dificultades en gestionar el estrés.
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Cómo sé si bebo mucho o tengo adicción al alcohol:
La persona tiene adicción al alcohol cuando pese a que su consumo influye de forma negativa sobre uno o varios aspectos de su vida (familia, trabajo, relaciones sociales, ocio, pareja, etc) le resulta imposible reducir o parar su consumo.
Síntomas de adicción al alcohol:
FÍSICOS:
- Tolerancia cada vez mayor al alcohol (beber cada vez más sin emborracharse).
- Pérdida de apetito.
- Temblores en manos que desaparecen al tomar de nuevo alcohol.
- Vómitos o náuseas al despertarse.
- Pérdida de memoria (lagunas sobre cosas que ha dicho o hecho).
- Disfunciones sexuales que no aparecían previamente al consumo de alcohol (falta de deseo sexual, impotencia, etc).
PSÍQUICOS:
- Intentos frecuentes de abandonar el consumo de alcohol sin conseguirlo.
- Fuertes sentimientos de culpa por la ingesta de alcohol.
- Alucinaciones y/o delirios.
Tratamiento de la adicción al alcohol:
Algo común a las adicciones que puede parecer obvio es “aceptar que se tiene un problema con esa sustancia”. Dado que no es algo que resulte sencillo para la persona y sus familiares, desde Psicología Monzó te ayudaremos a dar este primer paso.
En Psicología Monzó realizamos un abordaje integral del problema. Trabajaremos el origen del problema y las causas que lo están manteniendo. En primer lugar, realizaremos una evaluación inicial en la que determinaremos desde cuándo se lleva a cabo la conducta adictiva, la frecuencia del mismo, y si se han probado tratamientos previos. Trabajaremos psicoeducación de los aspectos relacionados con la adicción. En algunos casos, es fundamental el trabajo con las familias o la pareja por ello deberán acudir a las sesiones que sean necesarias.
Si crees que puedes tener un problema con el alcohol, da el primer paso y llámanos, desde Psicología Monzó podemos ayudarte.
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