No podemos entender la adicción sin analizar el impacto que tiene sobre la familia de aquel que la padece. Hay investigaciones que estiman que cerca de 100 millones de familias podrían estar afectadas por la adicción de alguno de sus miembros.
Los familiares sobrellevan el dolor y el sufrimiento que la progresión de la enfermedad del adicto trae consigo. Se estima que la familia tarda casi cuatro años en tomar conciencia del problema y de otros dos años para que la mitad de las familias, se decidan a buscar ayuda.
Es complicado evaluar el impacto de la adicción sobre la familia, debido en gran medida a la naturaleza de la relación y las connotaciones económicas. Resulta un proceso doloroso y desgastante, que genera un gran malestar emocional. Las familias se muestran muy tensas, presentan síntomas de estrés, preocupaciones constantes y estigmatización. Además aparecen sentimientos de fracaso y desesperanza.
Para muchas personas, este proceso supone un problema añadido. Ya que su propio bienestar y estabilidad va a depender de cómo esté el familiar adicto. Cuando esto ocurre, estamos haciendo referencia a la codependencia.
Consideramos a la codependencia como una enfermedad que padece el familiar, en paralelo a la adicción diagnosticada en su familiar.
La persona que padece codependencia basa su autoestima, felicidad e identidad en el bienestar de su familiar adicto. Es decir, les resulta imposible estar bien sin que el otro lo esté.
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Algunas de las características comunes que presentan las personas con este problema son:
- LOCUS DE CONTROL EXTERNO: al ser el otro el foco de atención, la propia conducta va a estar regulada por la ingobernabilidad del adicto. Algunos ejemplos serían, acompañar al adicto a ver a su camello para que compre drogas, dejar de ir a trabajar para vigilar al adicto, etc.
- BAJA AUTOESTIMA: su atoestima depende de lo que el adicto y los demás piensen de él o ella. Temen profundamente el rechazo y el abandono.
- INADECUADO MANEJO DE LAS EMOCIONES: siente que de alguna forma merece sufrir. Muestra sentimientos de culpabilidad extrema. En algunas ocasiones disculpan la conducta del adicto, ya que creen que así lo están protegiendo.
- COMPORTAMIENTOS COMPULSIVOS: buscan controlar a las personas o sucesos de su alrededor. Se les suele decir que son adictos al control. Mediante esta conducta controladora reducen su angustia, que se produce al no prever los sucesos y la subsecuente culpa que se siente cuando ocurren.
- DIFICULTAD EN PONER LÍMITES A LAS RELACIONES INTERPERSONALES: la falta de límites no solo se da en su relación con el adicto. Les suele costar decir “NO” y acceden a muchas cosas “para que el otro no se sienta mal”. Sienten que es su culpa cuando el otro se enfada, deprime o se angustia ante el límite que le ha puesto. Por ello, son el blanco fácil de personas explotadoras.
- PROPENSIÓN A EXPERIMENTAR TRASTORNOS DE ANSIEDAD, ENFERMEDADES PSICOSOMATICAS Y SINTOMAS DEPRESIVOS: la suma de las características anteriores genera un desgaste mental y físico al que se ven sometidos la persona codependiente. Por ello, acaban desbordados y son propensos a experimentar numerosas alteraciones psicopatológicas.
¿Cómo ayudar al que ayuda?
Habitualmente el familiar del adicto no acude a terapia psicológica buscando ayuda para sí mismo. Si bien participa del proceso de recuperación del adicto, es fundamental que acuda a terapia para sanar “el trauma” que representa la convivencia con esa persona. Es por ello, que desde Psicología Monzó proponemos que la familia también debe seguir un proceso de recuperación.
En numerosas ocasiones cuando han acudido familiares a terapia y les pregunto cómo se encuentran me contestan haciendo referencia a la situación o al estado de su familiar con adicción. Les confronto con la necesidad de poner el foco en sí mismo ya que para ayudar a su familiar deben protegerse de la ingobernabilidad del adicto.
Además, es necesario que sean conscientes de que la verdadera ayuda al adicto solo puede lograrse si el familiar trabaja sobre su propia codependencia, o sobre los estilos de relación inadecuados que ha establecido con esta persona. Trabajamos en poner el foco en sí mismo, de forma que llegan a entender que no son los culpables de la conducta del otro y empiezan a ponerle límites para protegerse. Me parece fundamental destacar que este proceso requiere tiempo pero es fundamental para la recuperación de las familias y del adicto.
Como conclusión podemos señalar que el familiar del adicto tarda en darse cuenta del problema y suele necesitar algo más de tiempo para buscar ayuda. Suelen mostrar un patrón codependiente de relación y no suelen ser conscientes de que necesitan ayuda para sí mismo. Desde nuestro equipo de psicologos en Las Rozas expertos en adicciones podemos ayudaros a la familia de forma global, no dudes en escribirme para que pueda asesorarte. Te ánimo a ver el video para que puedas obtener más información.
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