Las dificultades escolares (DE) son cada vez un motivo más frecuente de consulta. En los últimos años, en Psicología Monzó recibimos numerosos contactos de padres preocupados por este motivo.

Vivimos en la “sociedad del conocimiento”, los aprendizajes garantizan el éxito personal y social de los niños y adolescentes, y suele ser uno de los deseos más intensos de los padres. Ya que dedican mucho esfuerzo, tiempo y dinero en los aprendizajes de sus hijos. Su bienestar suele estar relacionado en gran medida con el éxito o el fracaso de sus hijos a nivel académico. Estas dificultades suelen tener un impacto importante en el niño y en la familia ya que ocasionan numerosos enfrentamientos a nivel familiar.

Entendemos por dificultades escolares como aquellos que afectan a la lectura, el cálculo, la escritura y la comunicación social. Si bien es cierto, que tienen una amplia expresividad clínica.

Dificultades de aprendizaje

Los trastornos de aprendizaje afectan a la capacidad de comprender aquello que se lee, lo que se escucha y lo que se integra en el cerebro. Esto hace que los niños que tienen problemas no puedan aprender al mismo ritmo o de la misma forma que los demás. Estas limitaciones se manifiestan para: leer, escribir, deletrear, escuchar, recordar, analizar la información, organizar la información o realizar cálculos matemáticos. Además suele afectar a otras funciones cerebrales como: el autocontrol, la coordinación, la atención o la impulsividad.

Los problemas de aprendizaje son trastornos neurobiológicos que hacen que el cerebro funcione o esté estructurado de una forma diferente. Estos niños no son ni “tontos” ni “perezosos”. Imprescindible que entendamos que sus cerebros procesan la información de forma diferente.

En nuestro país se estima que alrededor de un 5% los niños tienen un trastorno de aprendizaje relacionado con la dislexia.

Los niños con trastornos del aprendizaje puede presentar una variedad de síntomas que pueden servirnos de señales de alarma:

• Dificultad a la hora de aprender el alfabeto y reconocer las letras y sonidos.
• Errores al leer en voz alta.
• Dificultades para deletrear.
• No comprensión de aquello que lee.
• Dificultad para expresar ideas por escrito.
• Torpeza y desorden para escribir.
• Dificultad para recordar sonidos y diferenciar las letras.
• Escaso sentido del humor.
• Retraso y limitaciones en el lenguaje y en el vocabulario.
• Dificultad para organizar tareas.
• Problemas para pronunciar palabras o diferenciarlas.
• Dificultad para pronunciar palabras o diferenciarlas.
• Torpeza en las conversaciones (no respeta los turnos de palabra, se acerca demasiado al que escucha, etc).
• Dificultad para seguir el orden de los números o los conceptos que lee.

La falta de reconocimiento de estos problemas por parte de educadores y padres, o mostrar indiferencia “ya se les pasará” puede tener consecuencias graves a nivel emocional. Por ejemplo, es habitual que estos niños sean víctimas de burlas o de acoso por parte de sus compañeros. También es habitual que padres y educadores sin llegar a entender la magnitud del problema, lo atribuyan a que el niño tiene pereza o desidia.

Cuando esto ocurre es habitual que los niños presenten conductas inadecuadas a nivel social y de aislamiento físico. Llegando incluso a manifestar conductas violentas con compañeros o profesores. Como tienden a aislarse los síntomas o señales de alerta quedan ocultos y tardamos más en darnos cuenta para ponerle solución. Hecho que va agravando el problema.

Impacto en el niño

Los niños con dificultades escolares se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, pero no saben expresar sus sentimientos, necesidades y comprenderlos. Presentan frustración y tristeza constante, sobre todo al compararse con otros niños.

Los síntomas de trastornos del aprendizaje pueden aparecen solos o combinados con otros como:

• Falta de atención.
• Olvidos.
• Somatizaciones (dolores abdominales, cefaleas, vómitos…).
• Elusión y ocultación del trabajo diario.
• Tendencia a la tristeza.
• Susceptibilidad ante cualquier comentario.
• Exagerada timidez.
• Baja autoestima.
• Ansiedad.
• Culpabilización de los demás por la propia conducta.
• Elusión de responsabilidades.
• Discordancia entre la buena opinión de sí mismos con los resultados escolares “me tienen manía”.

Impacto en la familia

No es algo extraño que a los padres les cueste entender porqué su hijo es así y cuál es el problema. Es habitual que a los padres les sea complicado comunicarse con su hijo.

Ser padre de un niño con dificultades escolares es incómodo. Les produce disgustos, vergüenza, culpabilidades y decepciones. Tienen más presión, frustración y separación de otras familias donde estos problemas no se dan.

Con frecuencia a los padres les cuesta entender porqué su hijo es así y cuál es el problema de ahí las dificultades de comunicación con su hijo.

En cambio, cuando se produce un diagnostico y se les informa de cómo proceder sienten alivio, al entender el problema. Algunos otros se muestran confusos, y les tenemos que explicar que las dificultades escolares no se deben a que sean “malos padres”, y que existen tratamientos con evidencia científica que presentan buenos resultados.

Para estos niños es fundamental las rutinas, la estructura familiar y el orden. Por ejemplo, cuando estas se alteran en vacaciones suelen aparecer más problemas.

En el colegio estos niños no van a poder seguir el mismo ritmo que los demás. Los equipos multidisciplinares recomiendan adecuar la escuela al niño realizando algunos cambios, con recomendaciones a los profesores, y también a las familias. Y sólo en algunos casos especiales, es necesario cambiar al niño de colegio.

Los niños con dificultades escolares, continúan aprendiendo y progresando como cualquier otro niño. Una vez trabajados y superados sus problemas pueden aspirar a las mismas metas que cualquier otro niño y lograr una vida satisfactoria.